viernes, 22 de abril de 2011

Cap. Veintiuno. El sentido común, que es el menos común de todos

11 De Junio. 14.13 P.m.

Tenía ganas de escribir, ¿Viste cuando te dan ganas de agarrar la lapicera y escribir de cualquier cosa, pero con tal de escribir quedas satisfecha? Bueno, en ese ataque escribí dos hojas enteras, pero las de impresión. Lo más raro es que escribí de Gonzalo. Hoy estuvimos los dos recreos hablando, nos apartamos de los chicos, nos fuimos a la fuente y hablamos, hablamos de todo, y hubo momentos en los que me daban altas ganas de tirarme y comerle la boca. Pero no podía hacerlo así nomás, “no es el momento” y le hice caso al sentido común, que es el menos común de todos, como dice mi abuelo.

Es buen pibe, también es lindo, tiene unos hermosos ojos verdes, lo único, es un poco más grande que yo, me da cosita eso, o sea, como que él ya es como un “adulto”, yo soy una nena que acaba de cumplir catorce.

martes, 19 de abril de 2011

Cap. Veinte. Tentación.

- Bueno, ¿Y ahora? ¿Nos vamos para casa?- preguntó Meg cuando salimos temprano del colegio el martes siguiente a mi cumpleaños.

- No, tengo una idea mejor, ¿Vamos a lo de Ari?- invité.

- No sé, Saph, no creo que ella pueda…- me respondió mi amiga.

Okey, no vallamos nada, creo que mi cara de descontento lo decía todo.

- Bueno, vamos para casa…

Llegamos a mi casa y prendimos la tele:

“Por inconvenientes con los salarios de los docentes, se realizará un paro con tiempo indefinido de las clases. El mismo comenzará la semana entrante, es decir, habrá unas

“minis vacaciones” que posiblemente se junten con las de invierno…”

- No lo puedo creer- saltó Meg, evitando que siga escuchando la noticia.

- Pará, callate, quiero escuchar- grité, tratándola de callar.

“Bueno ahora cambiando de tema…” Y cambié el canal, no quería escuchar los problemas políticos de los adultos, cada mono a su palmera. Puse MTV que estaba pasando un recital de Avril Lavigne; lo dejé ahí.

- Bueno, así que nos quedamos sin clases…- susurré.

- Así parece, que mal, no quiero que se corten las clases- dijo Meg, y yo pensaba lo mismo.

- Pero nos podemos juntar, no creo que no nos dejen… y seguro que nos van a dar montón de tarea.- carajo, odio la tarea que mandan durante las vacaciones.

- Si, seguro, nos va a llover tarea, sobre todo de cívica. Esa loca de mierda.

Y entramos a reírnos con ganas.

Después de terminar la tarea que nos dieron de historia Meg preguntó:

- Che, ¿En que quedó lo de la fiestita en lo de Thiago?

- Ah, se pasó para este viernes, ¿Por qué?

- ¿Pensas hacer “algo”?- cuando entonaba ese “algo”, entendí enseguida.

- Posiblemente, si se da, si. Igual, no espero que pase más que un beso.

- Ah, bueno. Pero, no te vas a volver a enganchar ni nada, ¿no?

- No sé, espero que no. Pero ese pibe me vuela la cabeza, siempre, lo veo y se me acelera el corazón, desde chiquititos que me hace lo mismo…

Con Thiago éramos amigos desde tercer grado, era el amor de mi infancia, habíamos estado de “novios” en quinto grado, pero nada más, y después momentos sueltos en las vacaciones, y cada tanto volvíamos a contactarnos, pero siempre igual.

Colgada la cosa.

Era una costumbre, así que ya estaba aprendiendo a jugar con él, como él hacía conmigo. Pero siempre en algún momento, yo volvía a caer. El ser humano es el único que se tropieza dos veces con la misma piedra. Que bien que se aplica a mí esa frase. Además yo ya me había tropezado prácticamente cinco veces, no sé que me pasa por la cabeza con él. Es como muy tentativo. Si, eso. Me tienta, todo el tiempo.